Buenos días a todos:
Hoy quiero adentrarme un poco más en el tema y que compartamos impresiones y experiencias.
Probablemente si están inmersos en temas de Responsabilidad Social, si dirigen o colaboran con proyectos o si impregnan de ética y valor todo lo que hacen, ya tengan un chip incorporado que les deje ver el mundo desde otra perspectiva. Probablemente, si este es su caso, si son personas socialmente responsables, con filosofías personales y profesionales adaptadas al bienestar de su entorno, comprendan y hasta compartan la clasificación que he hecho sobre actitudes frente a la Responsabilidad Social.
Cuando hablamos de ello, existen cuatro
tipos de personas o actitudes, en cuanto a la predisposición que muestran:
- El Pirata: es la persona que nunca ha oído hablar de Responsabilidad Social y a la que le cuenten lo que le cuenten, al final siempre pregunta “pero… ¿y qué ganáis con eso?”.
- El Burócrata: es aquel que aplica la Responsabilidad Social como parche al impacto ambiental y a la pobreza a través, únicamente, de donaciones, normativas, trámites y papeleos. Además, su mayor preocupación se resume en términos de imagen, es decir, que su organización salga guapa de cara a los medios.
- El Repostero: es quien ha encontrado la receta de Responsabilidad Social Real, que combina ingredientes como el compromiso constante, el interés por los públicos que afectan o se ven afectados por la actividad de la empresa en cuestión, la iniciativa, el trabajo colaborativo y la innovación, entre otros muchos. El repostero además, trata de mejorar su receta cada día.
- El Iluminado: podría considerarse un aprendiz de repostero. Trata de desaprender para volver a aprender y así comprender y poder aplicar la RSR.
¿Han encontrado en su camino, alguna otra actitud? ¡Compártanla!
